Mundo desentendido

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Estamos en el mundo porque debe de haber de todo. Ese es el argumento de los déspotas y de los que no ven más allá de sus narices. Este mundo es un niño antiguo y milenario que han desentendido todos los mandamases de la historia y la infamia universal. Pero además es un mundo desatendido. Aunque se parezcan las palabras no tienen nada que ver la una con la otra. El mundo es tan viejo que no cambiará lo que es realmente el problema del mundo. Que somos nosotros. No quiero ir de adalid ecologista ni pincha uvas de la moral. Esta noche he escuchado el audio libro de Cristina Morales. Y lo único que me ha gustado ese acento andaluz que la hace auténtica. Pero el audio libro Lectura Fácil me da repugnancia. Si eso es lo que entienden en Anagrama por obra maestra es aconsejable que se lo hagan mirar. Habla de la subnormalidad y de las personas discapacitadas como una déspota sin educación y un maltrato verbal deplorable. Carente de imaginación, llegas a aborrecer la novela humorística o irónica para llegar a decir “demasiada carroña sin empatía ni muestras de corazón vivo”. Parece que le han dado cuerda al desaforado intento de hacer reír, ya que sólo sirve para llevártelo al inodoro y cagar a gusto. No se puede hacer mofa con los colectivos vulnerables de la sociedad. Y esto es la literatura que vende. Sin capacidad para el pensamiento, la falta de respeto por los débiles del mundo. Me ha parecido una mierda, señalando su verborrea particular. Es evidente que el nepotismo existe en esta España de editoriales con libros muy distintos. La culpa no es de Jorge Herralde, en todo caso. Yo lo atribuyo a la carencia total de empatía para estas personas por parte de los lectores que dan el sí y el no, entre sí una obra maestra va a ser publicada o no es nada más que un producto de usar y tirar. Pero dejemos al mundo correr. Cada vez estoy más convencido que este mundo descarnado y carente de sentimientos es tan antiguo que se ha convertido en algo aparentemente “normal” usando o imitando la manera de hablar de este otro tipo de personas, porque en este mundo tiene que haber de to’ y en eso hago partícipe a la autora. Lo normal sería que dejáramos al mundo viejarrón e inhumano y lo hagamos degollando al mercantilismo cutre y provinciano. Hacerse el graciosillo es una cosa que no me gusta. Sobre todo cuando se toca el corazón de los enfermos del alma. Los seres hijos de un Dios menor. Pero aquí nadie se escandaliza ni un ápice.

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